5 de Julio


Hay cosas en la vida que dejan una marca imborrable. Cada 5 de Julio, con motivo de la celebración de un año mas desde la firma del Acta de la Independencia, se realiza un desfile cívico-militar. Desde muy pequeño recuerdo haber presenciado, cada 5 de Julio, el mismo junto a mi papá. Era algo así como una tradición en pañales. Para cada 5 de Julio me preparaba, ya que mi papá siempre me explicaba los detalles de cada una de las actividades que iban realizándose y que íbamos viendo en la televisión. Por el hecho de siempre vivir en el interior del país, siempre fue, al menos para mí, un anhelo poder estar algún día en persona en un desfile del 5 de Julio. Era increíble ver como cada año, las explicaciones eran distintas, y siempre había algo nuevo. Varios presidentes vimos que presidían los desfiles, e independientemente de quienes eran, lo importante era poder ver a nuestra Fuerza Armada. En mi caso, soñaba con estar algún día en esas filas, especialmente cuando veía a los cadetes de la Escuela Militar pasar con ese paso especial, ni hablar del paso acelerado de los paracaidistas, o de los cazadores; en el de mi papá, quizás también soñaba con verme allí. Nada interrumpía el momento, a pesar de las críticas de mi mamá y de mi hermano, quienes quizás jamás entendieron lo importante que era ese día para nosotros, y el nexo que se estrechaba de año a año.

Parece mentira como algo que para unos puede ser tan odioso como un desfile, para otros puede representar algo tan importante. Con el pasar de los años, especialmente cuando me fui a estudiar en la Universidad, fueron pocos los desfiles que pude presenciar con mi papá, sin embargo, siempre los veía, sin falta, y seguro de que mi papá, en la casa, estaría también viéndolo, formándose así una especie de lazo invisible, que en muchos casos me hacia olvidar, durante el tiempo que duraba el desfile, las cosas por las cuales pasaba en el momento. Por distintas circunstancias, nunca pudimos coordinar para estar presentes en un desfile…

Hoy en día vivo en Caracas, y es el primer 5 de Julio que estoy tan cerca del desfile. Escuché y ví los aviones practicando durante la semana anterior al desfile; y el dia del mismo, mientras los veía en la televisión, los escuchaba surcar el cielo caraqueño. Estuve tentado a ir, pero no quise, porque ahora mas que nunca tengo la esperanza de que podré hacerlo con mi papá, para así cumplir esa vieja añoranza.

Por ahora, está comenzando el desfile, está disminuyendo el ritmo de la música, lo cual anuncia el paso de los cadetes, por lo cual debo irme a presenciar lo que año tras año ha alimentado mis sueños militares (ya incumplibles), pero que por otro lado anima mi anhelo, como es el estar el año que viene con mi papá el 5 de Julio viendo el desfile en persona.

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